Poeta, traductora y directora de la revista cultural La Náusea.

dimarts, 20 de juliol del 2021

EL RITMO INTERNO DEL VERSO DEL QUE TODO EL MUNDO HABLA Y NADIE TE EXPLICA

 



Según López Estrada, (a quien ya mencionamos en el primer artículo de esta serie) en la unidad del poema en verso libre, la forma particular de cada verso, las diferencias de extensión entre unos y otros, sus giros e inflexiones melódicas, la disposición de los elementos gramaticales, la selección del léxico y hasta la especial representación tipográfica que los versos ofrecen a veces en la página impresa, se suman y coordinan en el complejo acto de reflejar la auténtica intimidad creativa del poeta.


En este mismo sentido Mª Isabel López Martínez, en su estudio filológico sobre Valores gráficos del verso libre en el grupo del 27 (II), afirma que la alternancia estructurada de versos largos y más breves provoca un efecto de vaivén, susceptible de ser aplicado al efecto marino, al ritmo del baile, etc.





Así pues, el uso y la afinidad de la palabra en relación con el conjunto del poema y con el propio marco en el que se expresa, bien permite afirmar que las palabras tienen peso en su anclaje específico tanto en un verso como en el poema completo.

En poesía, más que en cualquier otra disciplina, la comprensión del concepto no es el centro de atención, sino que se basa en la profusión de las figuras del lenguaje y en la modificación el uso denotativo corriente de las palabras, adquiriendo especial relevancia su valor connotativo, por lo tanto no es importante el concepto en sí mismo si no cómo éste se articula.

De este modo, una palabra puede adquirir especial relevancia en el verso, o una presencia precisa en el conjunto de un poema y hacerlo caer, elevarse, desplazarse, etc.

El peso de las palabras puede originarse ya sea en su base fónica o en su sentido semántico, y tanto en un caso como en el otro, debemos tener especial cuidado en su uso y en su interrelación con el poema. Así por ejemplo una palabra como “puta” o “mierda”, por decir alguna, pueden tener su peso específico por su significado, y, por ejemplo, “regurgitar” lo tiene por esas fuertes consonantes que se nos quedan enganchadas en la garganta. Tanto en el primer ejemplo como en el segundo, la palabra adquiere cuerpo y peso, es decir, adquiere una presencia tal, que si no están bien compensadas pueden desestabilizar fácilmente la composición global.

Las palabras fuertes por su base fónica: Se consideran como palabras fuertes fónicamente aquellas que están formadas por mayoría de consonantes, a cuanta más profusión de consonantes, mayor será su peso, añadiendo sobre todo las consonantes percutivas (p-t), así como la “r” y la “j”, así por ejemplo RASTROJO, es una labra con mucho peso que deberá ser usada con tino y ablandada por los versos posteriores y anteriores para que no ejerza de único núcleo de la estrofa desequilibrando así el resto de la composición.

Las palabras fuertes por su sentido semántico: se consideran palabras fuertes en su sentido semántico aquellas palabras que, por su significado, aporten impacto específico a un verso, por ejemplo: vómito, ano, o las mencionadas anteriormente, puta o mierda, entre otras.

Las palabras mixtas: A veces podemos encontrarnos con palabras que por su base fónica debieran considerarse pesantes, pero que por su sentido semántico pierdan esa característica, como por ejemplo la palabra “pato”, en estos casos deberemos tener en cuenta las palabras circundantes que le otorgarán más peso fuerte o blando al verso.

Las palabras neutras: son aquellas que no destacan en ninguno de los dos ámbitos antes indicados, este tipo de palabra es muy útil para equilibrar los versos en un momento dado.

Las palabras blandas: se consideran palabras blandas aquellas compuestas por profusión de vocales, especialmente aquellas que implican una apertura bucal, la vocal representante por excelencia en estos casos es la “a”, así por ejemplo “amalgama” sería una palabra muy blanda.





Las rimas suelen ejercer de “edulcorantes”, o sea que también podemos suavizar los versos mediante el uso de éstas, las rimas en a-a, o-e, serían las más representativas conjuntamente con los gerundios. Aunque deberemos tratar las rimas con mucho tino y esto merece ser detallado en orto artículo.



La determinación del tipo de palabras que usamos en cada composición es de vital importancia para el resultado final del conjunto, por lo que debemos tener muy en cuenta el equilibrio de los versos si no queremos arruinar por completo un poema. Si usamos con precisión el peso de las palabras nos aseguramos de mantener el ritmo del poema intacto, y que éste guarde equilibrio y agilidad en toda su extensión.



Artículo anterior: Ir más allá de lo previsto. Sorprender a la propia emoción.

Otros artículos del taller: El verso que de libre no tiene nada

Marian Raméntol
Obra registrada por CEDRO con nº lb8vsuI1-2021-03-31T17:10:30.012

Certificación emitida nº 2021-03-31T17:10

 

 

 


2 comentaris:

  1. Formidable y clara explicación. Hay que interiorizar el efecto de todas estas características para intentar que fluyan desde el interior del poeta sin tener conciencia clara de ellas. El resultado... "funciona" o no; es esa sabiduría interna la que actúa de "pie de rey" de lo escrito. Caminar, conducir, masticar, mirar al cielo de la noche... son actividades automáticas que han requerido de un andamiaje que al final es preciso obviar porque si estás pendiente de cada músculo necesario... ¡seguro que te muerdes la lengua mientras comes! (o el corazón, si has alargado más el alma que la mano mientras miras el cielo de la noche lejos de la ciudad). Besos, amiga. Sigues siendo -afortunadamente- única.

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    1. Efectivamente, mi querido Federico, una vez interiorizado se conduce solo (menos mal)!!

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