Poeta, traductora y directora de la revista cultural La Náusea.

dimarts, 21 de setembre del 2021

PRUDENCIA CON LAS RIMAS


 


Una de las reglas de oro del Verso Libre es el abandono no tan sólo de la métrica sino también de la rima, puesto que la sonoridad del poema “se busca en las unidades rítmicas, marcadas con un fuerte acento de impulso, expresión de la música interior del poeta”, como postulaba Gustave Kahn (1859-1936) y que ya explicamos en un artículo anterior, así que deberemos huir de todo tipo de rima, ya sea asonante, consonante y yo añado también la rima inversa.

 



 

Por rima inversa entendemos la repetición de vocales de forma invertida entre palabras cercanas que resultan un tanto cacofónicas. 

Por ejemplo: tarde/pera


 


Gustave Kahn postuló las normativa del Verso Libre

 

Ahora bien, si usamos con tino y cuidado la rima, puede resultarnos muy útil como agente estabilizador.

En la tendencia de buscar el equilibrio, si es eso lo que pretendemos que no siempre tiene porqué ser el caso, si en un verso, utilizamos palabras que pesan mucho, un buen recurso para otorgar esa estabilidad al poema es introducir las rimas, que suavicen la imagen que estamos creando.

Cautela y prudencia con las rimas


Cautela y prudencia con las rimas, es un elemento muy válido pero hay que saber tratarlo. Del mismo modo que una rima suaviza la sonoridad e incluso el contenido de un verso, también actúa en relación con el conjunto, es decir con el poema completo, si abusamos indiscriminadamente de ellas el efecto de equilibrio se pierde y se convierte en un agente “blando” que resta fuerza y agilidad. La rima ejerce de “azucarillo” por lo que su utilización debe ser quirúrgica si no queremos que el poema se nos “añoñe” o baile quedando cojo en alguna de sus partes.

En el marco general del poema, sería una buena medida estudiar dónde colocamos esas rimas, si lo hacemos al inicio del poema, deberemos guardarnos en la manga una estrofa suficientemente “pesante” o “fuerte” para que haga de corazón y podamos mantener el poema en equilibrio. Igual que si de una pintura se tratase, donde el color tiene una disposición concreta en el espacio, deberemos contemplar la ubicación de la palabra y de la rima, en su caso; la distribución espacial de las mismas, tal y como se ha especificado en la sección anterior, es de vital importancia dentro del marco estructural del poema.

El tipo de rima también cuenta.


En la repetición fónica a partir de la última sílaba acentuada, suelen hacerse dos divisiones, la rima consonante (si la repetición es de todos los fonemas a partir de dicho límite, por ejemplo, en "Todo necio / confunde valor y precio", riman en -ecio, porque desde la última vocal acentuada todos los fonemas coinciden), o la rima asonante (si la repetición es sólo de las vocales a partir de dicho límite, como por ejemplo en "Más vale pájaro en mano / que ciento volando"), yo añadiría además de la rima inversa, las rimas blandas y las demasiado sonoras.

Por ejemplo, un poema repleto de rimas en –“ada”- es sumamente blando, el efecto que obtenemos es como de un caramelo Toffe navegando por la boca, no es que hablemos ya de azucarillo, es que se convierte en una textura excesivamente de mantequilla, por lo que suele ser bastante inoportuno utilizarlas en exceso, sobre todo a final de verso, porque desproveen al poema de toda fuerza. No debemos olvidar que el verso libre nace precisamente de la necesidad de romper con el rigor de la normativa poética preponderante en la poesía europea hasta finales del siglo XIX, por lo que la musicalidad de los versos deberemos buscarla en otros elementos ya indicados a lo largo de esta exposición, la insistencia en las rimas, sobre todo en aquellas excesivamente blandas, obstaculiza pues el objetivo de la composición versolibrista y puede llegar incluso a abortarla.

Así mismo, hay rimas muy sonoras como las –“i-as”- “entes” o “ones”, bien utilizadas pueden servirnos para redondear la textura de un verso, su ritmo interno o la agilidad en su lectura, pero si no vamos con cuidado, la atención se centra en ellas haciendo de embudo y el resto del poema queda disuelto sobre el papel.

Dentro de las rimas sonoras nos encontramos con los gerundios que al conjugarse de una forma concreta caen en la rima sistemática, por lo que debemos evitarlos también.





Marian Raméntol
Obra registrada por CEDRO con nº lb8vsuI1-2021-03-31T17:10:30.012
Certificación emitida nº 2021-03-31T17:10

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