Llama la atención la densidad, el rigor y la sonoridad de su carencia, probablemente por encima de cualquier otro rasgo de estilo, junto a la capacidad de modificar los elementos básicos del lenguaje, en su primogenia acepción, de romper el sentido literal de las palabras".
José María Pinilla. Editor.
PAN DE LUNA
No se cierra la puerta, madre,
ni se apaga la lumbre de este invierno,
-es que ya no hay vacío en la palabra
y ha prendido la última estrofa,
aquella con mi ternura dedicada-.
Que no se acaba este cielo, madre,
ni se callan los cometas en su urgencia,
-es que guerrean las estrellas en lo alto,
en un trazo de geometrías imposibles,
tan fabulosas, como el beso de tu boca
cuando duerme-
Es que ya no puedo verla, madre,
ni siento su aliento en el abrazo de este verso,
-es que salí a por un poco de luna,
para sazonar el pan de avena y
que cuando despiertes, te sepa a gloria
recién tostada.
Ahora sueña,
que se te rinde el tiempo.
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